La sorpresiva visita de un pingüino rey en la Reserva Natural Ría Deseado cautiva, desde hace una semana, la atención de los turistas en las cercanías de Puerto Deseado, en la costa norte de la provincia de Santa Cruz.
El rey es la especie de pingüino más grande, después del emperador. Con una estatura de casi un metro le toca, en esta temporada, medir fuerzas con los clásicos magallánicos y con el más buscado por los observadores de avifauna: el pingüino de penacho amarillo. Así es como, inesperadamente, los visitantes podrán encontrar tres variantes de pingüinos… y todo por el mismo precio.
Santa Cruz se caracteriza por las costas acantiladas talladas por la erosión marina, inmensas playas de cantos rodados, rías, golfos y bahías. Cada año es posible ver grandes concentraciones de aves y mamíferos marinos que continúan sus ciclos reproductivos. Pingüinos, cormoranes, gaviotas, gaviotines, colonias de leones marinos, son las especies más comunes. Éstas se encuentran protegidas por un sistema de reservas costeras entrelazadas por la Ruta Nacional Nº 3, eje de circulación más importante del territorio provincial.
Sobresalen por la espectacularidad de su paisaje y riqueza marina, las Reservas Ría Deseado, Isla Pingüino (con la única colonia de pingüinos penacho amarillo de Sudamérica), Bahía Laura y Cabo Blanco, por ser uno de los mayores apostaderos continentales del lobo marino de dos pelos. Todos estos espacios naturales señalan como centro de servicios referencial a la localidad de Puerto Deseado.
De andar torpe, marcado por saltitos dados con las dos patas juntas, y unas cejas de largas plumas color maíz que destacan sobre unos ojos rojo profundo, el pingüino de penacho amarillo está llamado a ser la marca registrada de Puerto Deseado.
Esta localidad turística es, en la Argentina, el único lugar accesible al turismo en el que se puede observar al pintoresco pingüino. La especie habita de septiembre a abril la Isla Pingüino., ubicada, a poco más de 20 kilómetros de Puerto Deseado. Cada año una colonia de cerca de 30.000 aves llega a la provincia patagónica para nidificar.
Aún cuando se ha convertido en un ícono para Puerto Deseado, se trata de un tipo de pingüino poco visto en el planeta: Se calcula su población mundial en poco más de tres millones, y se han detectado tres grandes grupos: uno en Argentina y Chile, otro al sur de Nueva Zelanda y el tercero en el Océano Índico.
En Argentina, además de en Puerto Deseado, se los encuentra en las Malvinas y en las islas subantárticas, que son lugares inaccesibles para el público en general.
El pingüino de penacho amarillo – denominado por los científicos Eudyptes chrysocome- es el más pequeño de la familia, con un tamaño de 55 centímetros y un peso de tres kilos y medio. Su característica más reconocible es una ceja partida de plumas de color amarillo intenso, que coronan un par de ojos colorados Se distingue de su par de la costa chilena el pingüino macaroni (Eudyptes chrysolophus) por ser este último de mayor tamaño y presentar un penacho de plumas amarillas anaranjadas unidas en la frente.
Se alimentan de krill, calamar, pulpos, pescados, moluscos, plancton y crustáceos.
Pese a su aspecto simpático, estos pingüinos están sindicados como agresivos… Sin embargo, lo cierto es que cuando ataca sólo lo hace cuando siente que sus crías están en peligro y cuando ello ocurre, no hace diferencia entre animales depredadores o turistas curiosos a la hora de repartir picotazos.
Tanto celo por su descendencia tiene que ver con una tradición atávica propia de su especie. Y es porque durante mucho tiempo inescrupulosos coleccionistas de huevos azotaron los roqueríos de nidificación hasta llegar, incluso, a poner en peligro de extinción al penacho amarillo.
El rey es la especie de pingüino más grande, después del emperador. Con una estatura de casi un metro le toca, en esta temporada, medir fuerzas con los clásicos magallánicos y con el más buscado por los observadores de avifauna: el pingüino de penacho amarillo. Así es como, inesperadamente, los visitantes podrán encontrar tres variantes de pingüinos… y todo por el mismo precio.
Santa Cruz se caracteriza por las costas acantiladas talladas por la erosión marina, inmensas playas de cantos rodados, rías, golfos y bahías. Cada año es posible ver grandes concentraciones de aves y mamíferos marinos que continúan sus ciclos reproductivos. Pingüinos, cormoranes, gaviotas, gaviotines, colonias de leones marinos, son las especies más comunes. Éstas se encuentran protegidas por un sistema de reservas costeras entrelazadas por la Ruta Nacional Nº 3, eje de circulación más importante del territorio provincial.
Sobresalen por la espectacularidad de su paisaje y riqueza marina, las Reservas Ría Deseado, Isla Pingüino (con la única colonia de pingüinos penacho amarillo de Sudamérica), Bahía Laura y Cabo Blanco, por ser uno de los mayores apostaderos continentales del lobo marino de dos pelos. Todos estos espacios naturales señalan como centro de servicios referencial a la localidad de Puerto Deseado.
De andar torpe, marcado por saltitos dados con las dos patas juntas, y unas cejas de largas plumas color maíz que destacan sobre unos ojos rojo profundo, el pingüino de penacho amarillo está llamado a ser la marca registrada de Puerto Deseado.
Esta localidad turística es, en la Argentina, el único lugar accesible al turismo en el que se puede observar al pintoresco pingüino. La especie habita de septiembre a abril la Isla Pingüino., ubicada, a poco más de 20 kilómetros de Puerto Deseado. Cada año una colonia de cerca de 30.000 aves llega a la provincia patagónica para nidificar.
Aún cuando se ha convertido en un ícono para Puerto Deseado, se trata de un tipo de pingüino poco visto en el planeta: Se calcula su población mundial en poco más de tres millones, y se han detectado tres grandes grupos: uno en Argentina y Chile, otro al sur de Nueva Zelanda y el tercero en el Océano Índico.
En Argentina, además de en Puerto Deseado, se los encuentra en las Malvinas y en las islas subantárticas, que son lugares inaccesibles para el público en general.
El pingüino de penacho amarillo – denominado por los científicos Eudyptes chrysocome- es el más pequeño de la familia, con un tamaño de 55 centímetros y un peso de tres kilos y medio. Su característica más reconocible es una ceja partida de plumas de color amarillo intenso, que coronan un par de ojos colorados Se distingue de su par de la costa chilena el pingüino macaroni (Eudyptes chrysolophus) por ser este último de mayor tamaño y presentar un penacho de plumas amarillas anaranjadas unidas en la frente.
Se alimentan de krill, calamar, pulpos, pescados, moluscos, plancton y crustáceos.
Pese a su aspecto simpático, estos pingüinos están sindicados como agresivos… Sin embargo, lo cierto es que cuando ataca sólo lo hace cuando siente que sus crías están en peligro y cuando ello ocurre, no hace diferencia entre animales depredadores o turistas curiosos a la hora de repartir picotazos.
Tanto celo por su descendencia tiene que ver con una tradición atávica propia de su especie. Y es porque durante mucho tiempo inescrupulosos coleccionistas de huevos azotaron los roqueríos de nidificación hasta llegar, incluso, a poner en peligro de extinción al penacho amarillo.
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